jueves, 31 de marzo de 2011

EL PICAFLOR.




Oh
mínimo
relámpago
viviente,
cuando
se sostiene
en el aire
tu
estructura
de polen,
pluma
o brasa,
te pregunto,
¿qué cosa eres,
en dónde
te originas?
Tal vez en la edad ciega
del diluvio
en el lodo
de la fertilidad,
cuando
la rosa
se congeló en un puño de antracita
y se matricularon los metales,
cada uno en
su secreta
galería,
tal vez entonces
de reptil
herido
rodó un fragmento,
un átomo
de oro,
la última
escama cósmica, una
gota
del incendio terrestre
y voló
suspendiendo tu hermosura,
tu iridiscente
y rápido zafiro.


Oda al Picaflor (fragmento)
Pablo Neruda

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