Siempre me ha elevado contemplar esa pequeña ave, aleteando veloz y suspendida sobre una flor para beber de su néctar. Pienso que así somos también los seres humanos, necesitados de un alimento superior. Para poder alcanzar esa suprema bebida, tenemos que elevarnos con esfuerzo por sobre nuestros problemas y humanas inquietudes.
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